domingo, 7 de octubre de 2012

Vuelta al "cole"


     Estamos ya en Octubre, llegó el otoño, las hojas caídas ya se enredan en nuestros pies cuando paseamos, provist@s de al menos una chaqueta, ya que empieza a refrescar. Y al menos a mi alrededor, y cuando digo mi alrededor me refiero a mi alrededor más próximo (mi propia casa); al alrededor siguiente (mis amig@s más allegad@s); el siguiente alrededor (mi barrio, mi parque, mi pueblo); y el otro alrededor (el de las mujeres que me llaman y me cuentan, el de las noticias, el de mi provincia y la de al lado...) los mocos y las toses aparecen como las setas.

     Pero ¿de verdad sólo aparecen los mocos y las toses porque el tiempo cambia, porque la temperatura baja? ¿Es porque las niñas y los niños empiezan el curso y en el cole/guardería "se contagian"? Bueno, pues claro que hay parte de todo esto, pero mi sentir va un poco más allá. Sí que los mocos, toses y demás males otoñales llegan a la par que el comienzo de curso, o tal vez un par de semanas después; y sí que las temperaturas ambientales varían, y sí que se comparten muuuuuuchos fluídos y se lanzan muchas toses y estornudos en los coles y en las guarderías (este año mucho más, entre otras cosas porque nuestr@s peques están cada vez más acompañad@s en clase con la subida de las ratios...). Pero creo que la cosa va más allá, creo que lo más traumático del comienzo del curso está en el corazón y no en el aire. Lo que de verdad hace estragos en nosotr@s, en nuestr@s bebés y niñ@s es la separación. La separación y la incorporación al ritmo vertiginoso de vida al que l@s adult@s mal que bien nos vamos medio-adaptando, pero que para nuestr@s pequeñ@s es incomprensible e in-integrable. Y eso ocurre, que no lo integran, que no lo integramos. Sólo a golpe de protesta en forma de sintopatología nos "acostumbramos" o nos medio-adaptamos o lo vamos sobreviviendo.

     ¿Y qué ocurre con este asunto de la "vuelta al cole" y la lactancia? Pues ocurre que los bebés que nacieron allá por la primavera, si sus mamás y sus papás son afortunad@s de tener un empleo y no son tan afortunad@s como para poder permitirse una excedencia temporal, se verán de repente, de un día para otro, terminando bruscamente con su luna de miel e incorporándose más bruscamente aún a, en el mejor de los casos alrededor de cinco ; en el peor, a más de diez horas de estancia en escuelitas, jardines de infancia, guarderías, escuelas infantiles... da igual el nombre, lo podemos resumir diciendo que pasan todo ese tiempo fuera de su hábitat natural, el que la naturaleza había previsto para ell@s, el pecho de su madre (o de su padre). Porque no olvidemos que los seres humanos llegamos al mundo muy prematuros por un asunto de adaptación a la estrechez de caderas que supone la bipedestación. Somos los animales que más dependientes de nuestra madre y más indefensos llegamos al mundo terrestre. Necesitamos al menos otros nueve meses de exterogestación para poder adaptarnos a la vida de modo saludable y coherente con lo que la naturaleza preparó para nosotr@s. Y por exterogestación me refiero a habitar en el regazo de un adulto día y noche, a mamar a demanda, a ser respetad@ en los ritmos, a sonidos no estridentes, a luces tenues, a no multitudes... a lo que es una exterogestación, o gestación fuera del útero, imitar los ritmos y el entorno que había dentro del útero materno: alimentación según se va necesitando, calor constante, sonidos y luces atenuados... Así que.... bueno, pues eso ocurre con la "vuelta al cole". Una vez que una mamá y un bebé han conseguido con éxito la primera parir, el/la segund@ llegar al mundo terrestre, han conseguido instaurar una lactancia materna exitosa, han creado un vínculo saludable, se han enamorado el/la un@ de la otra y la otra del/de la un@, han hecho caso a sus instintos y a sus deseos, disfrutan de su maternidad/infancia, de su colecho, de su lactancia, del placer, de su luna de miel... en el peor de los casos a las 16 semanas (algun@s incluso antes, debido a los abusos laborales que se producen en este tiempo de crisis que vivimos, en especial entre la población más desfavorecida) y en los demás unas pocas semanas más tarde, de repente se acaba todo esto y entramos en la rueda de la vida real, de esta que nos hemos montado tan refatal, que no respeta los procesos, la sexualidad, el ritmo de la vida, que no respeta a nuestr@s bebés. Así que por un lado tenemos a bebés que aún no han llegado ni a la mitad de lo que debería ser su exterogestación fuera de los brazos de sus padres, en un ambiente desconocido, despegados de otro cuerpo, rodeados de much@s otr@s bebés, no pudiendo ser atendid@s en su llanto y en su desconsuelo, alimentados de repente de una forma fria y desconocida, sin entender qué ha ocurrido para que de pronto su madre/padre haya desaparecido, su teta haya desaparecido, su calor haya desaparecido, sus demandas sean desatendidas o postergadas... Y por el otro lado tenemos a una mamá hecha polvo, que se encuentra con su regazo vacío, un nudo en la garganta, otro en el estómago, litros de leche a punto de reventar sus pechos, un entorno que intenta convencerle de que "esto es hormonal", "es que estás muy blandita", "es que has malcriado a tu bebé", "esto nos pasa a todas, en un par de semanas se te ha pasado", "lo que necesitas es descansar un rato de bebé y relacionarte con adult@s", "vas a complicarte menos si le das un biberón", "le puedes ir introduciendo ya los cereales y así te aseguras que se alimenta (aunque no haya cumplido cuatro meses siquiera)", un puesto de trabajo en el que no caben los tiempos para ir a extraerse leche para alimentar a su bebé (hay que esconderese en un cuarto de baño, decir que vas a hacer pis y comprar kilos de pilas porque no hay enchufe para conectar el extractor, no hay nevera donde refrigerar la leche extraida, etc.), después en la guardería hay que explicar y pelear para que tu bebé pueda recibir como alimento tu leche, para que la introducción de la alimentación complementaria pueda ser al ritmo que tú decides y con los alimentos que crees más conveniente... Seguro que algunas mujeres que están leyendo esto saben a qué me refiero, así que, creo que no va a ser necesario describir más pormenorizadamente la situación, aunque sería posible y este post sería infinito.

     Así que llegad@s a este punto queda claro lo absurdo que resultaría para un marciano que haya estudiado la naturaleza, hábitat y costumbres del ser humano (el de Atapuerca, no el de la revolución industrial) aterrizar en la tierra y observar cómo llevamos a cabo el proceso del nacimiento, el maternaje, y el tema que nos ocupa, la incorporación al mundo laboral de las mamás puérperas. Vamos en contra de nuestra naturaleza, en contra de nuestros deseos... Y si fuéramos capaces de soportarlo, no haría falta imaginar la reacción de un marciano, porque nosotr@s mism@s nos daríamos cuenta de lo incongruente y antinatural de la situación y claro, tendríamos que cambiar la estructura de base, pero bfffffffffff...... parece que eso no interesa mucho, al menos de momento...

     ¿Seguro que no tendrá nada que ver ésto con los mocos y las toses y todas las demás sintopatologías que trae consigo el otoño y la "vuelta al cole"?

3 comentarios:

  1. De acuerdo contigo Celia, y es q en esta boragine de vida , no nos damos cuenta de lo evidente , lo q tenemos delante de nuestras narices
    Paloma

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  2. Hola a tod@s,
    Yo estoy en ese punto de completamente enamorada de mi bebe y feliz de haberlo conseguido. Es mi segunda hija pero este septiembre he vuelto a pasar por la separacion madre-hijo con el corazon si cabe mas partio.
    Y estoy convencida como tu de la parte emocional que les toca a nuestros bebes.
    Bss, Vero

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  3. Totalmente de acuerdo Celia.
    Reacciones psicosomáticas, nos enferma el estrés de nuestra "M..." de sistema de vida.
    Es una crueldad separar al bebé con tan poquitos meses. A mí todavía me cuesta, el mío empezó la guarde con 19 meses y ahora tiene 2 añitos y medio. Aún toma tetita y si él pudiera elegir, pasaría en el cole sólo un ratito o directamente se quedaría en casa jugando.
    Ánimo a tod@s con la vuelta al cole.
    Disfrutar el tiempo libre con montones de mimos.
    Besos, Raquel.

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